Por Carlos Semorile Maestre
En 1971 se daba un cambio
de mando en la dictadura militar que gobernaba desde 1966: desplazado Marcelo
Levingston, asumía Alejandro Agustín Lanusse y bajo su atenta supervisión se
formulaban las bases y métodos del futuro Terrorismo de Estado. Una de las
víctimas de aquel período represivo fue el hijo menor de Eusebio Dojorti y Olga
Maestre, Juan Pablo Maestre. Militante peronista, Juan Pablo fue secuestrado en
el barrio de Belgrano junto con su esposa Mirta Elena Misetich, y su cadáver
fue encontrado el 13 de julio de 1971 en un zanjón de la zona de Escobar; Mirta,
en cambio, permanece desaparecida desde entonces. A 39 años de aquellos tristes
acontecimientos, y como un modo de homenajearlos pero también de comprender las
motivaciones de sus militancias revolucionarias, escogemos estas palabras que
Mónica Maestre pronunció el pasado 26 de noviembre de 2009, cuando se impuso el
nombre de su padre, Buenaventura Luna, a
“Estimadas amigas y
amigos, antes que nada quiero agradecer a
Digo las palabras amor
solidario, alegría y autoestima social, y pienso en nuestro hermano Juan Pablo
Maestre, el menor de los hijos de Olga Maestre y Eusebio Dojorti. Juan Pablo
también amó los libros, y siendo muy joven llegó a ser bibliotecario de
Sociología en la antigua Facultad de Filosofía y Letras. Pero también leyó en
los rostros y en la dura realidad y, como nuestros padres, supo entender que
¿Por qué son importantes los libros en la vida de las personas? Cuentan que el padre de mi padre, Ricardo Dojorti, los leía a raudales y que peleaba para que el ferrocarril y el progreso llegaran a Jáchal. Mi padre siguió leyendo y, al igual que Scalabrini Ortiz, escribió que el trazado de aquellas vías violentó las rutas históricas argentinas. Su hijo continuó este largo ciclo de lecturas para intentar torcer un siglo y medio de infortunios y desdichas. Quiero decir, entonces, que celebro que esta Biblioteca resguarde el nombre de mi padre. Imagino que otro argentino puede procurar conocer los motivos que se ocultan detrás del fatalismo y la desesperanza, y Buenaventura Luna le abrirá una senda hacia la dignidad y el orgullo dentro de lo Nacional y Popular. Hoy es, además, un hermoso tiempo propicio para luchar y recrear nuestra identidad”.
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