Al texto de mi hermano Cristian Mallea, que copio aquí debajo,
sólo le quiero agregar
una idea: a veces laburamos como perros (como lo hacía el propio Buenaventura
Luna) para alcanzar ésto que se ve en la imagen: un reflejo cierto, genuino y
digno de aquello que llamamos identidad, y sin la cual no somos casi nada.
Carlos Semorile.
“Y llegamos por fin a Huaco. Aquí Mallea
con otro Mallea: el niño Ezequiel Mallea, descendiente de los muchos Mallea de
Cristian Mallea.