Ayer
nos dejó Hebe Almeida de Gargiulo. Lúcida, batalladora, llena de proyectos,
dueña de un exquisito sentido del humor, reflexiva, frontal, cariñosa, bien
criolla, eternamente sabia y joven. De los momentos compartidos, rescato sus
gestos de cobijo y de amparo, un precioso agasajo pleno de guitarras, poesías y
canciones, y la aventura de haber entrevistado a doña Blanca Carrizo en Pampa
del Chañar, junto con José Casas. Fue un privilegio conocerte, Hebe querida. Me
dejaste tu amorosa apelación a la fe y, desde ese credo cristiano, elevo una
plegaria para que puedas abrazar a tu amado Pablo.
Carlos
Semorile.