El Pensamiento de Buenaventura Luna

Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna, fue un destacado folklorista sanjuanino nacido en 1906 en Huaco y fallecido en 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Pese a que éste es su perfil más conocido, su trayectoria pública tuvo muchas otras facetas: fue militante político, periodista, escritor costumbrista; creador, director y productor artístico de grupos de música nativa; libretista y animador de sus propios programas radiales; poeta, músico, letrista y recitador. En cada una de estas áreas puede rastrearse una rabiosa piedad política por el semejante, por el hombre y la mujer humildes del país argentino, por la Justicia Social. Este blog intentará dar cuenta de la originalidad y la riqueza que Dojorti/Luna desarrolló en su infatigable laborar en el ámbito de la Cultura Popular: una reflexión que puede enmarcarse dentro del Pensamiento Nacional pero también, y a la vez, un pensamiento propio. Un Pensamiento Dojortiano.

lunes, 12 de julio de 2010

Carlos Gardel, el Tata Cedrón, Buenaventura Luna y el Canto Nativo

Por Carlos Semorile

 

En la edición del sábado 3 de julio de Página/12, y en el suplemento cultural del periódico Miradas al Sur del domingo 11 de junio, sendas notas se ocupan de registrar el repertorio que por estos días encara Juan “Tata” Cedrón: Milongas del campo, titula Mariana Merlo para la revista Asterisco. En la entrevista de Karina Micheletto, es el propio Tata quien define el rumbo y asimismo sus antecedentes: “Elegí las cosas criollas de Gardel, las tonadas de Saúl Salinas y de Francisco Martino, que cantó con Gardel en sus comienzos, fundadores de ese estilo de voces y cultores de ese folklore cuyano y pampeano tan rico. Como decía Buenaventura Luna, ese folklore venía de los fogones del ejército de San Martín, donde se juntaban los paisanos de toda Latinoamérica a compartir su música, ése fue un verdadero germen para la música cuyana”.

 

Efectivamente, en sus Reflexiones acerca del Canto Nativo, Buenaventura Luna consignó con las siguientes palabras este hecho que menciona Juan Cedrón:

 

  Yendo y viniendo, en Cuyo dejó su copla y su cantar el hombre del llano, el de la ribera, el de la selva... Por otra parte, la circunstancia de haberse organizado al pie del Aconcagua el Ejército del Libertador, debe inducirnos a creer que en los fogones de El Plumerillo se oyeron durante años los tristes, cifras, cielos y milongas de la llanura, los aires cordobeses, las chacareras santiagueñas, las vidalas calchaquíes.

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