El Pensamiento de Buenaventura Luna

Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna, fue un destacado folklorista sanjuanino nacido en 1906 en Huaco y fallecido en 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Pese a que éste es su perfil más conocido, su trayectoria pública tuvo muchas otras facetas: fue militante político, periodista, escritor costumbrista; creador, director y productor artístico de grupos de música nativa; libretista y animador de sus propios programas radiales; poeta, músico, letrista y recitador. En cada una de estas áreas puede rastrearse una rabiosa piedad política por el semejante, por el hombre y la mujer humildes del país argentino, por la Justicia Social. Este blog intentará dar cuenta de la originalidad y la riqueza que Dojorti/Luna desarrolló en su infatigable laborar en el ámbito de la Cultura Popular: una reflexión que puede enmarcarse dentro del Pensamiento Nacional pero también, y a la vez, un pensamiento propio. Un Pensamiento Dojortiano.

lunes, 14 de diciembre de 2020

El baile bendecido


Por Carlos Semorile

   Como les pasó a tantos, cuando en las redes vi a Alejandra Muñoz y a Manuel Martínez Morán -de Las Tapias- bailar “Deschalando” quedé maravillado por su elegancia y por el modo en que, a través de ellos, se perciben generaciones de criollos bailando la música que aman: la de su tierra.      

 Y recordé las veces que, siendo niño, mi abuela Olga Maestre –la compañera de Buenaventura Luna- se enojaba con las coreografías del folklore “moderno” y televisado, y sentenciaba: “Las ‘chinas’ en San Juan no bailan así”.

 Hoy me dice Cristian Mallea que Alejandra y Manuel van a hacer un nuevo video, esta vez con la cueca “De Santa ´i Tierra”, y me gustaría que -desde el cielo de las paisanas y paisanos- Olga Maestre y Eusebio Dojorti también puedan deleitarse con esta pareja y su baile bendecido por Tata Dios. Para ellos, entonces, estos versos de Don Buena:

“Yo soy de Huaco, que es una tierra

de patriarcales arrieros,

a la que llaman por burla suelen llamar

“Santa ´i Tierra” los puebleros.

 

Y yo digo que no falta

razón al decir burlero:

que no se agravia mi Huaco

-tierra de humildes pastores-

que santifican, de siglos,

cenizas de mis mayores”.

jueves, 27 de agosto de 2020

Buenaventura Luna en Chile, 1952


   

Esta entrada es apenas un “adelanto” de lo que hubiéramos querido compartir en el día que se cumplen 100 años de la radio argentina: un audio de Buenaventura Luna hablando por una emisora chilena, en 1952, cuya singularidad es que se trata –hasta donde sabemos- del único registro existente de su largo trajinar por los micrófonos de Argentina, Uruguay y Chile. Y mientras encontramos el modo de compartir dicho audio, transcribimos el contenido del mismo:

 

“Viajero que llega y pasa

con una agreste canción,

yo saludo, aquí en tu casa,

la flor de tu corazón…”

 

Con la palabra más emocionada y más sincera, y un sencillo canto campesino en el adiós, sólo procuraron suscitar un sentimiento de respeto y veneración hacia la vieja criolledad nativa que hizo las patrias libres que están presentes en las devociones del gaucho argentino y del roto chileno.

 

“Tres figuras imponentes

formábamos aquél terno:

ella en su dolor materno,

yo con la lengua dejuera,

y el indio como una fiera       

disparada del infierno…”

 

Prescindiendo de la belleza plástica de este duelo tremendo y decisivo en el desierto, hay que decir que el mismo nos da la clave precisa para la comprensión de “Martín Fierro” que es el drama de la disolución de la familia en la sociedad pampeana del siglo pasado. Entiéndase bien que Martín Fierro es un símbolo; símbolo de un campesino gaucho que tuvo en su pago, en un tiempo, hijos, hacienda y mujer…

 

“Pero empecé a padecer,

me echaron a la frontera,

y qué iba a hallar al volver,

tan sólo hallé la tapera”.

 

Él, el gaucho, había ido a servir a la Patria con su sangre y con aquel brazo incansable revoleador de lanzas, recluta de Belgrano o peoncito de Güemes en el Alto Perú, en las campañas del Ejército del Norte. Después de la batalla, encendió fogones en la meseta de Chacabuco, pitó del juerte codo a codo con su hermano el roto la noche de Cancha Rayada, y por fin y remate de sus glorias tuvo que pedir prestada una camisa para poder asistir, aquí en Santiago, a la misa en acción de gracias por la victoria de Maipú.

 

Después, tiempo más tarde, le quebró la rienda al caballo para embarrarlo en la batalla contra el indio ranquel que amenazaba los inmensos pastoreos de los estancieros cuasi gringos de Buenos Aires. Ése fue su delito, el único delito decisivo de su drama, entre otras cosas, porque esta vez ya no iba a pelear bajo el mando de aquellos que, equivocados o no y por sobre toda divergencia circunstancial, perdurarán siempre en la emoción de argentinos y chilenos como representativos ardientes de la Patria Vieja: los Belgrano, los San Martín, los Güemes, los Carreras, los O´Higgins, los Freire, o los Manuel Rodríguez, o los Balcarce que, de un modo u otro, hicieron posible la posterior y resultante independencia política y jurídica de nuestras naciones.

 

Y a los cuales sólo podemos -y sólo debemos- contemplar ahora desde el punto de vista dichoso y feliz de las conciliaciones nacionales e internacionales ya logradas en nuestras tierras precisamente por eso, porque casi todos, o todos ellos, tuvieron que pedir prestada una camisa, que vale casi tanto como decir la túnica dos veces milenaria del redentor Galileo, para dar gracias por su victoria contra los enemigos de su vocación más alta: la de la Libertad en lo Político, únicamente posible por la Verdad de la Justicia en lo Social.

jueves, 30 de julio de 2020

"Vivos en La Montaña"



Por Carlos Semorile

Desde hace un tiempo, la que fuera la página feisbusqueana del Libro  de Huaco (Ediciones de La Montaña), pasó a ser la del CC Jáchal La Montaña, centro cultural que es “fruto de un hermoso encuentro de la gente de la cultura y el pensamiento popular jachalleros”. Desde allí se gestó una movida cultural que lleva por título “Vivos en La Montaña”, y que desde hace once emisiones tiene conmovida a buena parte de la diáspora jachallera. Uno de sus creadores, Cristian Mallea, lo cuenta de este modo: “Lo que comenzó como una salida de trinchera entre mis amigos del centro cultural Jáchal La Montaña, alrededor de la figura del gran José Casas, y en una reunión con el Negro Jorge Nene Carrizo y con Marcelo Castro Fonzalida, terminó siendo un fogón mucho más grande y haciéndose un fuego que va a ser difícil de apagar”.

Todo comenzó -no por casualidad- el pasado 25 de Mayo, con una sustantiva entrevista a José Casas, alma mater del CC Jáchal - La Montaña. Con la conducción atenta, cuidada y amorosa de Marcelo Castro Fonzalida y del propio Cristian Mallea, en sucesivos encuentros ellos fueron entrevistando –y, sobre todo, dejando hablar y escuchando- a los hijos de don Tito Capdevila y a la vez integrantes del grupo Auquimantu -Diego, Víctor, Koky, Arturo y Luis Capdevila-, a Fabián Olivares y Pedro Robledo (acompañados por el canto de Gonzalo Gordillo), a José Luis Castillo, a Angélica Sánchez y Juan Díaz, a Marisa Ferreyra y Mara García, a Daniel “Chato” Díaz, a Ramón Cabanay, a Valeria y Mary Mallea, al maestro “Tata” Díaz y al cantor Gaspar Escudero, al maestro Dante Tejada y al Chango Huaqueño.

Como reza el afiche promocional de “Vivos en La Montaña”, en estas charlas se conversó de “poesía, historia, pensamiento social, cosmovisión andina, culturas populares, música, artes visuales, oficios, territorio”. Pero también se abrieron muchos otros temas que forman parte de los debates más urgidos de la comunidad jachallera –como el tema del agua y de las empresas mineras, o la forma en que se gestiona la cosa pública-, y el modo en que la propia comunidad piensa estos asuntos.

Confieso que cuando Cristian Mallea me comentó la idea de llevar adelante este proyecto, no vi la posible trascendencia de un programa que ha resultado ser brillante, luminoso para todos los jachalleros -y amigos de Jáchal- que se prenden y están expectantes, pendientes, participativos, con muchas ganas de mirarse en un espejo digno como éste que el CC Jáchal-La Montaña pone a su alcance.

Se parece bastante a aquella propuesta que alguna vez elevó Eusebio Dojorti de hacer un programa radial, cuyo título sería “Un mensaje de Cuyo”, y que estaba pensado para invertir el habitual flujo comunicacional entre el centro y la periferia: se transmitiría desde Radio Graffigna de San Juan, y se propalaría hacia todo el país a través de la Red Azul y Blanca de Radio El Mundo, de Buenos Aires. En sus “Consideraciones Generales”, decía Dojortri: Este programa será equilibrado de suerte que él sea un exponente de la vida social, tradiciones, costumbres, lenguaje y trabajos propios de cada una de las tres provincias de cuyo. Será interesante no descuidar la descripción de lugares (el significado de sus nombres autóctonos), su historia, sujetos populares de antaño como “La Chapanay”, “El Gaucho Dolores”; industrias aborígenes y modernas. La vida intelectual deberá estar dignamente representada por los escritores, poetas y pintores más representativos de cada provincia”. Las semejanzas saltan a la vista.

Por último, quiero dedicarle unos renglones a la última proeza que llevaron adelante Marcelo Castro Fonzalida y Cristian Mallea transmitiendo dos programas consecutivos desde Huaco, para homenajear a Buenaventura Luna en el 65 aniversario de su fallecimiento. La comunidad huaqueña estuvo representada por sus maestros y sus cantores, síntesis casi perfecta de la comunión entre el arte de la palabra, y entender la vida como una canción del Universo.

El maestro Tata Díaz tuvo palabras muy emotivas para recordar a Carlos Mario “Pebo” Manrique, su propio maestro, que fue quien lo puso en la senda de embeberse de la poesía de Luna. Además, en una proeza dialéctica que no muchos académicos consiguen, logró conjugar –a partir de una moneda hallada en Huaco, y acuñada en 1806- en una sola frase al soldado irlandés John Dougherty, a las montoneras de Felipe Varela en su estadía huaqueña antes y después de ocupar Jáchal en 1867-68, y a los indios capayanes, originales dueños de esas tierras. Es decir, toda una memoria de resistencias y de luchas por la libertad.

Y el maestro Dante Tejada, alzando un cuadro de Buenaventura pintado con una birome por un joven sin manos, reiteró al aire la pregunta que él suele hacerles a quienes visitan Huaco: ¿conocen ustedes otro ejemplo en el mundo de un pueblo que dos veces al año se reúna para celebrar a su “Poeta”? Estas son las gentes de “Santa ´i Tierra” que, al decir de Buenaventura, “no se agravia mi Huaco, tierra de humildes pastores, que santifican, de siglos, cenizas de mis mayores”.

Además, estos dos homenajes representan la primera vez que, en las redes sociales, se recuerda a Dojorti/Luna de un modo adecuado a lo que él representa para la cultura popular argentina.

Todos los programas pueden volver a verse en la mencionada página feisbusqueana del CC Jáchal La Montaña, y este servidor –que no supo ver a tiempo lo que se venía de bueno- se los recomienda de corazón.