En otro de sus “papeles sueltos”, Buenaventura Luna dejó manuscrita esta belleza que habla de su viaje a Chile en 1952:
“Entre Chile y
Argentina,
yo no tuve más amigo,
no más reparo ni abrigo
que esta manta sanjuanina.
Poncho de las
arrierías
que en otro tiempo pasaron,
hace tiempo que se enfriaron
las manos que te tejieron,
las manos que te cardaron”.
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