El Pensamiento de Buenaventura Luna

Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna, fue un destacado folklorista sanjuanino nacido en 1906 en Huaco y fallecido en 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Pese a que éste es su perfil más conocido, su trayectoria pública tuvo muchas otras facetas: fue militante político, periodista, escritor costumbrista; creador, director y productor artístico de grupos de música nativa; libretista y animador de sus propios programas radiales; poeta, músico, letrista y recitador. En cada una de estas áreas puede rastrearse una rabiosa piedad política por el semejante, por el hombre y la mujer humildes del país argentino, por la Justicia Social. Este blog intentará dar cuenta de la originalidad y la riqueza que Dojorti/Luna desarrolló en su infatigable laborar en el ámbito de la Cultura Popular: una reflexión que puede enmarcarse dentro del Pensamiento Nacional pero también, y a la vez, un pensamiento propio. Un Pensamiento Dojortiano.

jueves, 5 de mayo de 2022

“Cantar es conversar con música”


 Por Carlos Semorile

Con esta nota comenzamos una serie de rescates de cómo aparece Eusebio Dojorti/Buenaventura Luna en los libros o artículos de quienes fueron sus amigos, o en los ensayos de distintos investigadores.

 

El extracto que ahora compartimos se encuentra en el libro Nosotros, los sanjuaninos, del historiador Rogelio Díaz Costa, editado póstumamente en el año 1972. Así lo retrataba su amigo y compañero:

 

“Había llegado al imperio cosmopolita, no solitario de tiempo y de amigos; llegaron ambiciosos de cubrir un sector ignorante de rincones de la patria, asomada en laderas de belleza inenarrable, de sonido de valles perdidos en la grandeza indómita del Ande.

 

Lindo grupo aquel de cuyanos, de casi todas las zonas. Mendoza, La Cordillera, San Juan, Huaco, Jáchal… llegaron detrás de un fin de premeditadas ambiciones, antes que de utópicas visiones. Las huellas señeras estaban marcada: (Acosta Villafañe, Tapia, Orellana, Salinas, Ocampo-Flores, Peralta-Dávila). Habían alargado hasta la Corrientes angosta taconada de arrabal milonguero, el adusto paisaje de asombro de los valles cuyanos, sujetos a las cuerdas simbolizadas de poesía jachallera, de armonía tupungatina, de esencia huaqueña, de sol sanjuanino.

 

A “él” lo conocí en el ya desaparecido “Tupí-Nambá”, frente al Congreso; un estaño largo pintado de color verdoso pálido que se confundía en rituales de semillón. Ahí estaba de pie, semi inclinado y absorto en el tema íntimo de filosofía sentenciosa: Juan Sarcione, Florencio Molina Campos, Sara Zemann, René Ruiz, Hilario Cuadros; heterogénea pléyade de que se ha ido desgranando en el rosario hereje de la ausencia postrera.

 

Varios encuentros más y aquel apretón de manos inicial se convirtió en obligado y mudo alzar del vaso ambarino de recuerdos y estimulantes de oratoria. “¿Sabés lo que es cantar?”, me insinuó una noche y la respuesta no se me borró jamás. “Cantar es conversar con música”.”

 

Tomamos hasta aquí el relato del periodista sanjuanino que, sin mencionarlos en ningún momento por sus nombres, primero habla de los integrantes de La Tropilla de Huachi-Pampa y luego de su creador, Buenaventura Luna, hasta concluir con esa definición extraordinaria: “Cantar es conversar con música”.

 

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