El Pensamiento de Buenaventura Luna

Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna, fue un destacado folklorista sanjuanino nacido en 1906 en Huaco y fallecido en 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Pese a que éste es su perfil más conocido, su trayectoria pública tuvo muchas otras facetas: fue militante político, periodista, escritor costumbrista; creador, director y productor artístico de grupos de música nativa; libretista y animador de sus propios programas radiales; poeta, músico, letrista y recitador. En cada una de estas áreas puede rastrearse una rabiosa piedad política por el semejante, por el hombre y la mujer humildes del país argentino, por la Justicia Social. Este blog intentará dar cuenta de la originalidad y la riqueza que Dojorti/Luna desarrolló en su infatigable laborar en el ámbito de la Cultura Popular: una reflexión que puede enmarcarse dentro del Pensamiento Nacional pero también, y a la vez, un pensamiento propio. Un Pensamiento Dojortiano.

sábado, 27 de agosto de 2022

“¿Cómo voy a perdonar a mis lectores… si ya les he publicado todo?”

Por Carlos Semorile

 

Seguimos publicando fragmentos de los libros dedicados a Buenaventura Luna, con la idea de ver de qué modo fue considerado por algunos de sus contemporáneos. En este caso, la semblanza la tomamos de la primera biografía que las profesoras jachalleras Mercedes Gallardo Valdez y Elba Peluso de Grossi editaron en 1962, “Buenaventura Luna, mensaje de tierra adentro”. Nos interesa destacar lo que aquí dice Dojorti respecto de que su obra fue siendo publicada con mi firma o sin ella… con seudónimos diversos, en diarios y revistas”, e inclusive agrega “por radio, en fin”, de modo que habría que admitir que él consideraba que el fugaz tiempo de la radio era una manera de dar a conocer su pensamiento -no menos importante que las otras-, y que admite haber utilizado diversos seudónimos y no sólo el de Luna:   

 

“En una oportunidad un periodista lo entrevistó, y quizás con intencionada y noble actitud, le recordó que el poeta sanjuanino Antonio de la Torre había vaticinado en el Ateneo Lafinur de San Luis la inminencia de una gran novela regional, producida por un hombre joven, al que le asignaba verdadero talento de escritor; se refería a Buenaventura Luna. Y éste le respondió:

 

De la Torre es poeta, es un fuerte poeta… Pero me sobreestima porque es mi amigo y me quiere. Y agregó cachaciento: De la Torre no quiere creer que yo no tengo escrita ninguna novela costumbrista ni libro de ninguna laya. Y suele insistir en decirme que publique un volumen siquiera, porque se resiste a pensar que yo solamente escribo, cuando de una u otra manera se me ha creado la ineludible obligación de hacerlo. Quiero decir que todo lo que tengo escrito ya se ha publicado de un modo u otro, con mi firma o sin ella… con seudónimos diversos, en diarios y revistas, por radio, en fin. Y como disculpándose siguió: Siendo ello así, como lo es, bien pudiera yo parodiar a Rodrigo de Narváez. Ustedes tal vez no recuerden que cuando al fin se moría, de serena muerte, aquel glorioso guerrero de Isabel la Católica a quien apelativaron ‘El Bueno’, al preguntarle su confesor -como es de ritual- si perdonaba a sus enemigos, Rodrigo de Narváez se incorporó en el lecho de agonía y, a su vez, le preguntó cándidamente al confesor: ¿Cómo voy a perdonar a mis enemigos… si los he matado a todos?

 

Y con humildad e ironía agregó aún: ¿Cómo voy a perdonar a mis lectores… si ya les he publicado todo?”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario